La tentación siempre viene por medio del pensamiento, lo que vemos, oímos o sentimos, y la clave para resistirla es llevar el pensamiento inicial cautivo a la obediencia a Cristo. Hay una caricatura humorística de Mafalda que ilustra como un pensamiento inicial se abre paso como un tren de carga fuera de control:
Cuadro 1: Saldré a dar una vuelta pero no pasaré cerca del supermercado.
Cuadro 2: Pasaré cerca del supermercado, pero no entraré.
Cuadro 3: Entraré en el supermercado, pero no pasaré por el pasillo donde hay caramelos en oferta.
Cuadro 4: Miraré los caramelos, pero no los tocaré.
Cuadro 5: Tomaré los caramelos, pero no los compraré.
Cuadro 6: Compraré caramelos, pero no los abriré
Cuadro 7: Lo abriré, pero no les tomaré el olor.
Cuadro 8: Les tomaré el olor, pero no los probaré.
Cuadro 9: Los probaré, pero no comeré.
Cuadro 10: ¡Come, come, come, come, come!
Las Escrituras enseñan que Dios ha dado un camino de salida para toda tentación (1 Corintios 10:13). Sin embargo, según lo ilustra la experiencia de “Mafalda”, la salida probablemente se encontraba antes del primer cuadro. “Mafalda” perdió la batalla cuando decidió salir a dar una vuelta cerca del supermercado. Si no llevas cautivo el primer pensamiento, probablemente perderás la batalla contra la tentación. Todos tenemos que aprender la práctica del pensamiento inicial o en el umbral de nuestra mente. Necesitamos emprender la huida en el momento que nuestros pensamientos se inclinen contra la verdad y la justicia de Dios.
Por ejemplo, tú estas luchando contra algún pecado oculto en tu vida, puede ser la mentira, fornicación o lascivia y de repente ves un cuadro pornográfico. Tienes la oportunidad de responder pensando: “Ha terminado mi relación con el pecado... No tengo que ceder en esto... Decidí ahora mismo llevar mis pensamientos cautivos a la obediencia a Cristo... No voy a mirarlo y ni siquiera voy pensar en él”... entonces deja de mirarlo y te deshace de las revistas o te aleja del lugar de la tentación. Si en el umbral o en el pensamiento inicial, vacilas y miras la tentación y comienzas a fantasear al respecto, te lanzarás por la pendiente emocional y producirá una respuesta física que te será difícil detener. Recuerda esto: Debes capturar el pensamiento inicial de la tentación, si no quiere que el pensamiento te capture ti. (Adaptado: Victoria sobre la oscuridad, Neil Anderson)
Cuadro 1: Saldré a dar una vuelta pero no pasaré cerca del supermercado.
Cuadro 2: Pasaré cerca del supermercado, pero no entraré.
Cuadro 3: Entraré en el supermercado, pero no pasaré por el pasillo donde hay caramelos en oferta.
Cuadro 4: Miraré los caramelos, pero no los tocaré.
Cuadro 5: Tomaré los caramelos, pero no los compraré.
Cuadro 6: Compraré caramelos, pero no los abriré
Cuadro 7: Lo abriré, pero no les tomaré el olor.
Cuadro 8: Les tomaré el olor, pero no los probaré.
Cuadro 9: Los probaré, pero no comeré.
Cuadro 10: ¡Come, come, come, come, come!
Las Escrituras enseñan que Dios ha dado un camino de salida para toda tentación (1 Corintios 10:13). Sin embargo, según lo ilustra la experiencia de “Mafalda”, la salida probablemente se encontraba antes del primer cuadro. “Mafalda” perdió la batalla cuando decidió salir a dar una vuelta cerca del supermercado. Si no llevas cautivo el primer pensamiento, probablemente perderás la batalla contra la tentación. Todos tenemos que aprender la práctica del pensamiento inicial o en el umbral de nuestra mente. Necesitamos emprender la huida en el momento que nuestros pensamientos se inclinen contra la verdad y la justicia de Dios.
Por ejemplo, tú estas luchando contra algún pecado oculto en tu vida, puede ser la mentira, fornicación o lascivia y de repente ves un cuadro pornográfico. Tienes la oportunidad de responder pensando: “Ha terminado mi relación con el pecado... No tengo que ceder en esto... Decidí ahora mismo llevar mis pensamientos cautivos a la obediencia a Cristo... No voy a mirarlo y ni siquiera voy pensar en él”... entonces deja de mirarlo y te deshace de las revistas o te aleja del lugar de la tentación. Si en el umbral o en el pensamiento inicial, vacilas y miras la tentación y comienzas a fantasear al respecto, te lanzarás por la pendiente emocional y producirá una respuesta física que te será difícil detener. Recuerda esto: Debes capturar el pensamiento inicial de la tentación, si no quiere que el pensamiento te capture ti. (Adaptado: Victoria sobre la oscuridad, Neil Anderson)
J&A
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