El Hijo de Dios sufrió hasta morir, no para que los hombres no sufrieran, sino para que sus sufrimientos pudieran ser como los Suyos.
GEORGE MACDONALD
Unspoken Sermons,
First Series
Yo admiro con qué osadía esas personas se determinan a hablar de Dios. Al dirigir sus discursos a los impíos, su primer capítulo es probar la divinidad por las obras de la naturaleza... [esto] es darles motivo para creer que las pruebas de nuestra religión son bien débiles... Es admirable que jamás un autor canónico se haya servido de la naturaleza para la prueba de Dios.
PASCAL. Pensamientos, II, 366; I, 6.
No depende de la omnipotencia de Dios lo que es contradictorio.
TOMÁS DE AQUINO. Suma teológica, I, xxv, Art. 4.
El amor puede tolerar y el amor puede perdonar... pero jamás puede conciliarse con un objeto no amable... Por lo tanto, Dios no puede conciliarse con tu pecado, porque el pecado en sí es incapaz de sufrir alteración; pero Él sí puede conciliarse con tu persona, porque ésta puede ser sanada.
TRAHERNE. Centuria of Meditations, II, 30.
No existe mayor señal de soberbia confirmada, que el sentirse suficientemente humilde.
LAW. Serious Call, cap. xvi.
Obedecer es el oficio propio de un alma racional.
MONTAIGNE II, xii.
Como la vida de Cristo es en todo sentido muy amarga para la naturaleza, para el yo, y para el mí (porque en la verdadera vida de Cristo, el yo, el mí, y la naturaleza deben abandonarse, perderse y morir por completo), por lo tanto, en cada uno de nosotros, la naturaleza le tiene horror.
Theologia Germánica, xx.
Todas las cosas que son como deberían ser se ajustan a esta segunda ley eterna; e incluso aquellas cosas que con esta ley eterna no están acordes son, no obstante, de algún modo ordenadas por la primera ley eterna.
HOOKER. Laws of Eccles. Pol., I, iii, 1.
Y, en efecto, todos los nombres puestos por el hombre a los animales vivientes, esos son sus nombres propios.
Génesis II, 19.
GEORGE MACDONALD
Unspoken Sermons,
First Series
Yo admiro con qué osadía esas personas se determinan a hablar de Dios. Al dirigir sus discursos a los impíos, su primer capítulo es probar la divinidad por las obras de la naturaleza... [esto] es darles motivo para creer que las pruebas de nuestra religión son bien débiles... Es admirable que jamás un autor canónico se haya servido de la naturaleza para la prueba de Dios.
PASCAL. Pensamientos, II, 366; I, 6.
No depende de la omnipotencia de Dios lo que es contradictorio.
TOMÁS DE AQUINO. Suma teológica, I, xxv, Art. 4.
El amor puede tolerar y el amor puede perdonar... pero jamás puede conciliarse con un objeto no amable... Por lo tanto, Dios no puede conciliarse con tu pecado, porque el pecado en sí es incapaz de sufrir alteración; pero Él sí puede conciliarse con tu persona, porque ésta puede ser sanada.
TRAHERNE. Centuria of Meditations, II, 30.
No existe mayor señal de soberbia confirmada, que el sentirse suficientemente humilde.
LAW. Serious Call, cap. xvi.
Obedecer es el oficio propio de un alma racional.
MONTAIGNE II, xii.
Como la vida de Cristo es en todo sentido muy amarga para la naturaleza, para el yo, y para el mí (porque en la verdadera vida de Cristo, el yo, el mí, y la naturaleza deben abandonarse, perderse y morir por completo), por lo tanto, en cada uno de nosotros, la naturaleza le tiene horror.
Theologia Germánica, xx.
Todas las cosas que son como deberían ser se ajustan a esta segunda ley eterna; e incluso aquellas cosas que con esta ley eterna no están acordes son, no obstante, de algún modo ordenadas por la primera ley eterna.
HOOKER. Laws of Eccles. Pol., I, iii, 1.
Y, en efecto, todos los nombres puestos por el hombre a los animales vivientes, esos son sus nombres propios.
Génesis II, 19.
Para descubrir qué es natural, hemos de estudiar los seres que se mantienen fieles a su naturaleza y no aquellos que han sido corrompidos.
ARISTÓTELES. Política, I, v, 5.
Es necesario que despertéis en vos todo lo que tenéis de fe. Permaneced todos tranquilos; o los que crean ilícita la obra que emprendo, que se retiren.
SHAKESPEARE. El cuento de invierno
Hundido en la profundidad de tu misericordia déjame morir la muerte que cada alma que vive desea morir.
COWPER. "Madame Guion".
Estos pensamientos han sido tomados de la lectura del libro:
EL PROBLEMA DEL DOLOR
C. S. Lewis
Título original: The Problem of Pain
Traducción de Susana Bunster
J&A
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