lunes, febrero 16

Juzgar, Ojos, Vigas, Perros y Cerdos…

En el relato del sermón del monte, el Apóstol Mateo en su evangelio denota las enseñanzas del Señor Jesucristo, particularmente lo concerniente a las relaciones interpersonales con los demás: “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen”. (Mateo 7).

En las primeras palabras se alude a examinarnos a nosotros mismos antes que a los demás. Sólo él que se juzga interna y severamente a sí mismo es apto para reprender o corregir a otros correctamente. Esa persona no sólo será cuidadosa para asumir la responsabilidad de juzgar, aconsejar o criticar a su prójimo, sino que, cuando sea constreñida a hacerlo, lo hará con desgano, no con satisfacción: con moderación, no exageradamente; con amor, no con severidad; con la intención de ayudar, no con el propósito de perjudicar; para bendición, no para maldición, etc.

En las últimas palabras de esta porción, pongan mucha atencion, se condena el extremo opuesto al de la censura, o sea, que cuando vayamos a referirnos al prójimo. Primero reformémonos a nosotros mismos, mirémosnos sincera y cuidadosamente, luego saquemos de nosotros lo que talvez estamos señalando en los demás. Segundo la expresión:”No deis lo santo a los perros” implica que lo que es santo, sagrado, puro, etc. No debe dejarse sin juzgar correctamente en aquellos que voluntariamente son aborrecedores de la verdad y la justicia.Tanto los perros como los cerdos eran considerados por los judíos como animales inmundos. Se utiliza en dos sentidos: (1) natural (Mat 7:6; Luc 16:21; 2Pe_2:22); (2) metafórico (Fil 3:2; Apoc 22:15), Cerdo. Se usa en forma plural, solo en los Evangelios Sinópticos (Mat 7:6; 8.30-32; Mar 5.11-13,16; Luc_8:32,33; Luc 15:15,16). No aparece en el AT la referencia a cerdos. Estos términos eran utilizados para notar a aquellos cuya impureza moral los excluirá de la nueva Jerusalén. Los judíos utilizaban este término para designar a los gentiles, con la idea de impureza ceremonial.

Cuando al tabernáculo o el Templo se llevaba el sacrificio para colocarlo en el altar de bronce ubicado en el patio o atrio, en ocasiones un sacerdote o levita sacrílego (profano) podía coger con garfio una porción del holocausto dedicado a Dios, y se lo daba a los perros que rondaban las periferias tal vez para evitar sus ladridos. Cristo censura esta actitud que desprecia lo sagrado. “Ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos”. Los cerdos en medio oriente eran salvajes no tan domesticados como los que conocemos. Si nos encontramos con estos cerdos hambrientos y le echamos perlas en lugar de maíz, seguro que nos devoran. El perro vuelve al vómito y el cerdo después de ser lavado vuelve al lodo, cuantas veces después de ser libres de hábitos destructivos insistimos en volver a ellos. Cristo llama la atención a evitar la condición de aquellos que persisten en hacer lo incorrecto.

Recapitulando debemos ser cautos y amorosos cuando de juzgar a nuestro prójimo se trate, pero enérgicos y decididos al ver cuando intentan profanar las verdades fundamentales de nuestra fe. Siempre ser amorosos pero firmes, consecuentes pero apegados a la verdad. Simplificado sería decir que:”lo cortés no quita lo valiente”.


J&A

1 comentario:

Publicador dijo...

A la verdad es asi y comparte completamente el hecho que al juzgar a otro primero debo analizarme yo. cuando señalo a alguien hay 4 dedos señalandome a mi.Gracias por la publicacion.

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